jueves, 29 de noviembre de 2012

Lírica popular: buceando en los orígenes de la canción europea


1. Vuelta al origen

La lírica popular en la Edad Media es un misterio lejano en el tiempo, pero cercano en el espíritu. 
Aunque la organización de una sociedad en estamentos, sin apenas posibilidad de cambio, nos resulte incomprensible e insufrible, los testimonios supervivientes de la lírica nos aproximan la experiencia humana de los jóvenes y las mujeres,  que se expresa de similar manera entre distintas etnias en comunicación: cristianos, judíos y musulmanes.
La Península Ibérica en el medievo es un espacio abierto, conflictivo y dialógico para el intercambio cultural, desde el siglo VIII hasta el XVII, es decir, hasta la expulsión de judíos y moriscos.
A partir de las formas y temas de la lírica medieval surgieron las múltiples especies de la canción, tal y como ahora la conocemos: seguidilla, copla, villancico. 
Del romancero hispánico, cada vez más depurado y afín a la lírica, nacieron las baladas románticas, que cuentan historias de encuentro, amor, separación, esperanza o tragedia.



2. Canción con estribillo


La lírica europea surge en el medievo con muchos rasgos en común, tanto en las lenguas románicas como en las germánicas:
- Asociada a la música, al igual que en cualquier cultura.
- Con una estructura estrófica, basada en:
- La rima (asonante-consonante), aunque la medida sea variable (isosilábica en la poesía culta, irregular en la canción popular).
- El estribillo: varios versos (dos, tres o cuatro) que se repiten al principio y al final del poema o después de cada estrofa.
- Otros paralelismos: un pareado con la misma rima al final de la estrofa (tornada, vuelta, etc.).
Hay dos teorías histórico-literarias que pretenden explicar su origen. En realidad, ambas son compatibles:
– Romanista: Supone que el estrofismo era propio de la lírica popular prerromance y se contagió a las formas de la poesía andalusí.
– Arabista: Defiende que la lírica hispanoárabe influyó decisivamente en las creaciones de los trovadores e incluso en la lírica popular, gracias a un continuo contacto entre culturas, a través de la frontera peninsular.

3. Al Ándalus sentido






4. Moaxajas, jarchas y zéjeles

La unidad entre poesía, música y danza está en el origen de la lírica como género. 
En ese crisol prevalecen el ritmo y los paralelismos del estribillo, aunque la melodía irá desarrollándose para dar origen a la organización en estrofas. 
Moaxajas y zéjeles coinciden en tener una estructura estrófica, basada en la repetición de una rima con vuelta, al final de cada una de ellas: 
Moaxaja: aa, bbbaa, cccaa, etc.
Zéjel: aa, bbba, ccca, etc.
Además, su forma métrica está determinada por su música. Pero difieren en otros aspectos. 

La moaxaja (muwassaha) se compone en árabe clásico, aun cuando concluya en una estrofa de dos, tres o cuatro versos: la jarcha (harya), 
en dialecto árabe hispánico (la mayoría de las conservadas)
en romance andalusí  (“mozárabe”), un 14% de ellas.
El género de la moaxaja se adaptó a la lírica judía en lengua hebrea; su uso se hizo común en la Península, hasta el punto que se han conservado más jarchas romances en poemas hebreos y se han transmitido en mejor estado textual que en textos árabes.


El zéjel se escribe íntegramente en árabe andalusí, aun cuando incorpora palabras aisladas de origen románico; se caracteriza, según Federico Corriente, por basarse en una entonación intensiva, ya no cuantitativa.

Las moaxajas sobrevivieron a la desintegración y caída de Al-Andalus; el género se cultivó con gran éxito en el Próximo Oriente y los poemas andalusíes se transmitieron de forma oral en el marco de las comunidades sufíes del Norte de África (nuba), hasta Mauritania y Níger (rito de la sa’ana).

Por su parte, el zéjel se adaptó a las lenguas hispánicas a través de la tradición popular, como en la canción de "Las tres morillas":


Tres moricas me enamoran 
en Jaén:
Axa y Fátima y Marién.
Tres moricas tan garridas
iban a coger olivas,
y hallábanlas cogidas
en Jaén:
Axa y Fátima y Marién.
Y hallábanlas cogidas
y tornaban desmaídas
y las colores perdidas
en Jaén:
Axa y Fátima y Marién.
Tres moricas tan lozanas
iban a coger manzanas
y hallábanlas tomadas
en Jaén:
Axa y Fátima y Marién.
Díjeles: ¿Quién sois, señoras,
de mi vida robadoras?
Cristianas que éramos moras
en Jaén:
Axa y Fátima y Marién.

Versión de Federico García Lorca




5. Raíces comunes con la lírica culta

Los primeros trovadores y cantoras en las cortes de nobles y reyes (ss. XII y XIII) adaptan las formas y los estilos musicales al gusto de los cortesanos.  La inspiración popular sobre las relaciones amorosas se mezcla con otra línea creativa que procede del platonismo y la “religión del amor” hispanoárabe: el amor cortés, con sus ventajas e inconvenientes. 
El ritual del amour courtois impone un orden de relaciones adaptado rígidamente al feudalismo, que intenta distinguirse de la muchedumbre y situar la identidad del estamento nobiliario  por encima del pueblo llano. 
Durante varios siglos (XII-XIV), los nobles hispánicos no reconocen otra lírica que la escrita por trovadores en gallego y catalán: Alfonso X el Sabio ordena recoger las cantigas. 
Tan solo las cantigas de amigo usan el estribillo y el paralelismo, como en los cantos populares (Martín Codax).




Quantas sabedes amar amigo
treydes comig’ a lo mar de Vigo:
E banhar-nos-emos nas ondas!

Quantas sabedes amar amado
treydes comig’ a lo mar levado:
E banhar-nos-emos nas ondas!

Treydes comig’ a lo mar de Vigo
e veeremo' lo meu amigo:
E banhar-nos-emos nas ondas!

Treydes comig’ a lo mar levado
e veeremo' lo meu amado:
E banhar-nos-emos nas ondas!



La cançó catalano-provenzal (Peire Vidal, Marcabrú, Guillem de Bergedá, entre otros muchos), así como la canción italiana (siciliana, dolce stil nuovo), utilizan las estrofas y la rima; pero reserva el estribillo para las danzas.

La relación entre nobles y mujeres del pueblo se representa de modo burlesco: las pastorelas (en castellano, serranillas). 


6. Villancico

El vocablo procede de villa y villano: composición de origen popular en el medio rural. 
Hasta el s. XV, se llamaba “cantiga” a la forma estrófica con estribillo. Sin embargo, la estructura del villancico es algo distinta de las cantigas gallegas:
– No se exagera tanto el paralelismo (cfr. el leixa-pren gallego).
– Los versos tienen entre seis y ocho sílabas.
– Alternan estrofas cantadas por un solista y por el coro (estribillo). 
– El orden interno de las estrofas se asemeja al zéjel (así llamado también en castellano):
• estribillo de dos a cuatro versos
• coplas: dos mudanzas (cuatro versos de rima distinta: soleá, redondilla, cuarteta) y una vuelta (rima combinada: mudanza y estribillo).



Riu, riu, chiu,
La guarda ribera,
Dios guardó el lobo
de nuestra cordera.

El lobo rabioso
La quiso morder,
Mas Dios poderoso
La supo defender,
Quizole hazer que
No pudiesse pecar, (sic)
Ni aun original
Esta virgen no tuviera.

Riu, riu, chiu,
La guarda ribera,
Dios guarde el lobo
De nuestra cordera.

Este que es nascido
es El Gran Monarca /
Cristo Patriarca
de carne vestido /
Ha nos redimido
con se hacer chiquito /
Aunque era infinito
finito se hiciera. 
[...]



Muchos de los villancicos conservados son versiones que conservan el estribillo o aprovechan uno existente, con una forma estrófica variadísima: seguidilla, copla, soleá, pareado; rima asonante o consonante. Se hizo frecuente “glosar” un estribillo aislado, para referirse a un asunto cortesano o, desde el siglo XVII, un tema religioso y específicamente navideño.

5 comentarios:

  1. Si los juglares no escribían sus cantares ¿cómo es que se conservan tantos poemas?

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    1. Me parece una pregunta adecuada que refleja lo que más te interesa del tema.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. ¿Por qué el tema más usado es el del amor?

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